CV – 04-07-2022 – La naturaleza en la cultura: planteamientos desde la antropología

El mito dominante en las tradiciones occidentales es el de la oposición disyuntiva entre naturaleza y cultura, entre physis y nomos. Según esto, la cultura es la ley, la convención o la costumbre, el orden, la sociabilidad alcanzada mediante la jerarquía o mediante la isonomía, la igualdad. La naturaleza, por el contrario, es el caos, el desorden, la anarquía, la “ley de la selva”. Para algunos la animalidad propia de los estadios primeros de la prehistoria del hombre es vencida por la cultura que irá, progresivamente, borrando las huellas que puedan hallarse de aquella primera condición superada para siempre. Aquí, en esta la mitología –la mitología del Progreso, antitética de la mitología de la Caída−, encuentra su espacio conceptual la educación, la domesticación de los impulsos irracionales (animales) del hombre y la tarea del perfeccionamiento moral.

Pero otros han tenido la convicción, explícita o tácita, de que lo más antiguo, lo originario, fue lo más valioso y lo que le siguió, resultó como una mala copia o como una versión corregida que nunca puede igualar al original. Y así se supone que en un comienzo hubo una edad de oro a la que siguió una larga declinación hasta la edad del hierro. Sea por el sometimiento de los Titanes o sea por el Pecado Original, el mito de la caída del hombre convierte al estado de naturaleza en un bien preciado y perdido para siempre.

Pero unos y otros (decadentistas y progresistas) comparten la idea de que naturaleza y cultura son dos polos de atracción entre los cuales debe elegir el ser humano. Sin embargo esto no es sino una ilusión fantasmática del pensamiento occidental. En otras culturas (y en otras tradiciones hoy marginales en Occidente) no se plantea una elección tan dramática y, por el contrario, se supone que no hay esa polaridad que para nosotros occidentales parece tan evidente.

Esta será la cuestión central de nuestro curso: cómo la etnografía de otras culturas permite la construcción de una condición humana más armónica con la naturaleza (según el ideal estoico) y cómo, por tanto, salir del círculo vicioso en el que estamos encerrados.