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La expedición de Magallanes y Elcano fue la primera en descubrir que todos los mares eran navegables y que la Tierra era redonda. Esto ocurrió entre 1519 y 1522, cuando los medios de navegación eran todavía increíblemente rudimentarios, y la vida a bordo de aquellas primitivas naves carecía de cualquier comodidad o seguridad. Se trataba de un viaje a lo desconocido, que no iba a contar con posibilidad de recibir auxilio, y repleto de peligros.
Podemos entender la crisis de la democracia representativa como una crisis de los mecanismos de intermediación que sostienen el funcionamiento democrático, crisis que afecta tanto a los intermediarios políticos (los partidos) como a los intermediarios mediáticos (los medios convencionales). Que los partidos políticos están sometidos a la competencia de otros mecanismos de canalización de las demandas sociales, como los nuevos movimientos sociales, es bien conocido. Por su parte, los medios de comunicación sufren la competencia de las redes sociales, por cuanto afectan a su capacidad de intermediación. Esto es fácilmente comprobable, por ejemplo, en el porcentaje creciente de electores cuyo voto dependía de la información que recibían de sus medios de confianza pero que ya no se informan por esa vía. Recordemos que en las elecciones de noviembre de 2019 ya había un 15% de votantes que declaraban informarse principalmente a través de las redes a la hora de decidir su voto.
Cabe establecer, por tanto, un paralelismo entre lo que ha ocurrido a los partidos políticos como consecuencia de la aparición de nuevos actores que les roban protagonismo y amenazan su legitimidad, y lo que ha ocurrido a los medios de comunicación, con la proliferación de las redes sociales y el aumento de votantes que se informan al margen de los medios. Pero más que un paralelismo, se trata de una retroalimentación, por cuanto algunos de los nuevos actores que han alterado el habitual funcionamiento democrático durante la pasada década han basado su eficacia precisamente en la capacidad para conectar directamente con su público a través de las redes. Esto ha facilitado la aparición de fenómenos populistas de diversa extracción ideológica pero capaces no solo de sortear los mecanismos de intermediación tradicionales, sino también de confrontar con ellos, ya fuese mediante la descalificación de la “casta” (en el caso de los partidos) o mediante la acusación de fabricar “fake news” (en el caso de la prensa). De ahí su éxito para conectar con aquellos sectores sociales con sentimientos de privación y que no se sienten debidamente representados (los indignados, los perdedores de la globalización, “los deplorables”, etc.).
En su afán por adaptarse al nuevo ecosistema digital, los mecanismos de intermediación ensayan distintas posibilidades de respuesta. Así, los “nuevos medios” irrumpen en la red armados de un arsenal de herramientas cada vez más sofisticadas (big data, digital analitics, etc.), con su ejército de trolls y de bots dispuestos a inundarla de mensajes debidamente orquestados para conseguir un bombardeo lo más destructivo posible, sin que los medios convencionales puedan hacer otra cosa que unirse a la ofensiva, dada su dependencia de las plataformas.
En este marco general de discusión, el curso se propone abordar la crisis de la prensa de referencia en paralelo con la irrupción de las redes sociales. Pero antes de abordar este tema central nos gustaría empezar el curso haciendo un poco de historia, mediante una mirada retrospectiva al papel de la prensa en los años treinta y en la época franquista. Nos centraremos, en particular, en las relaciones entre prensa y política en esos años a partir de la figura de César González Ruano. Repasaremos también el papel de la prensa en la Transición.
La configuración territorial de España ha dado lugar a una serie de desequilibrios. Además de las tradicionales campo – ciudad y zonas industrializadas – otros territorios, germinadas en los siglos XIX y buena parte del XX, a estas se suma un nuevo escenario derivado de la globalización. Protagonizada por las grandes ciudades, pequeñas y medianas localidades, junto a sus regiones, quedan en un segundo plano. De esta forma, territorios y ciudades que crecieron en la segunda mitad del siglo XX y la primera década del siglo XXI, se encuentran en una situación complicada. Mientras que el foco se ha puesto en la despoblación de las zonas rurales, otros procesos se han comenzado a dar o, en no pocos casos, intensificar.
El presente curso aborda las causas de este fenómeno, la situación actual, y las perspectivas y posibilidades de estos territorios y ciudades con las tendencias que se están desarrollando, fundamentalmente, desde la última década.
Cuenta Ana Iris que fue a través de la profesión de sus abuelos feriantes como experimentó, de niña, el golpe definitivo pero sutil de la globalización. Los 2000 estaban a punto de entrar y con ellos el euro se convertiría en moneda única. En los terrenos vacíos de los pueblos se empezaron a construir urbanizaciones de adosados que en algunos casos quedaron desiertas; en los aledaños de las capitales de provincia, centros comerciales para abastecer a la clase obrera de hamburguesas a un euro los fines de semana. Los chicles pasaron de costar cinco pesetas a costar cinco céntimos, los niños dejaron de ir sin cinturón en el coche y los adultos de poder fumar en los trenes y en los bares. Y el oficio de sus abuelos, las romerías, los mercadillos y las ferias dejaron de tener sentido porque la vida misma, reflexiona la periodista, se convirtió en una feria. Con ella hablaremos de las consecuencias de la globalización en la cosmovisión de su generación, la millennial, a través de algunas de las reflexiones de su libro que tienen que ver con el la crisis económica, la pérdida del sentido de comunidad, el liberalismo más allá de su cara económica o la quiebra de la confianza en un progreso sacralizado por una serie de generaciones anteriores que trabajaron y lucharon por él.
“Lo terrorífico del animal de ojos duros (…) es que ve todo el tiempo” (Derrida). Si las subjetividades modernas se construyeron mirando a un lugar interior, hoy se deriva hacia la “exteriorización del yo”. Como efecto, las personalidades tienden a mercantilizarse y lo privado no se representa, se expone. En el tecnoliberalismo que conforma la actual cultura-red los clásicos ámbitos de relación se diluyen en una esfera público-privada hipervisible, reduciendo a su menor expresión los tiempos de intimidad y como ciudadanos.
En esta conferencia nos preguntaremos por la transformación de las formas de vida y trabajo derivadas de este nuevo escenario (material y psíquico) donde la ansiedad, la precariedad y la contingencia se asientan como nuevos lenguajes afectivos de la economía global y la intimidad y la ciudadanía como dos de los pilares de resistencia y cambio hacia formas más emancipadoras de vivir y de trabajar. Esta charla se basará en los dos últimos ensayos publicados por la autora.
Saskia Sassen (La Haya, 1947) es Profesora de Sociología en la Cátedra Robert S. Lynd de la Universidad de Columbia (Nueva York) y miembro de su Comité de Pensamiento Global, que presidió desde 2009 hasta 2015. También forma parte del Consejo de Relaciones Exteriores y el Panel sobre Ciudades de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU. Ha presidido el Comité de Tecnologías de la Información y Cooperación Internacional del Consejo de Investigación en Ciencias Sociales (EE.UU.)
Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2013, desarrolló el concepto de ciudad global en su célebre libro The global city: New York, London, Tokio (en castellano La ciudad global) mediante el que define a grandes urbes, como Nueva York, Tokio o Londres, ciudades que concentran el poder político y financiero y la toma de decisiones, y donde el papel de las fronteras se ve diluido por las nuevas relaciones entre territorio, autoridad y derechos. Otro aspecto fundamental de la obra de Sassen reside en los estudios sobre las cuestiones del poder y la desigualdad derivados de los procesos de globalización.
Sus trabajos están traducidos a más de 21 idiomas e incluyen obras como Movilidad del trabajo y capital (1988), Territorio, autoridad y derechos: de los ensamblajes medievales a los ensamblajes globales (2006), Una sociología de la globalización (2007), Inmigrantes y ciudadanos. De las migraciones masivas a la Europa fortaleza (2013) o Expulsiones (2015), entre otros. Además, ha publicado numerosos artículos en periódicos como The Guardian, The New York Times, Le Monde Diplomatique, International Herald Tribune, The Financial Times y Clarín, entre otros.
Es la única mujer que aparece entre los diez científicos sociales más relevantes del mundo, según el ranking del Social Science Citation Index, y es doctora honoris causa por trece universidades, entre las que destacan el Royal Stockholm Institute of Technology y las universidades de Gante (Bélgica), Warwick (Reino Unido) y Delft (Holanda).