Desde mucho antes de la conquista romana, los Galaicos vivían en los castros (poblados elevados y fortificados). Esa conquista, producida a lo largo de diferentes etapas desde el siglo II a.e hasta finales del siglo I a., acabó con la incorporación del noroeste ibérico en el Imperio romano de Augusto, de manera que, a través de un proceso de aculturación paulatina o «romanización», aquellas poblaciones irían asimilando la lengua, instituciones, costumbres y modo de vida en general del mundo romano, hasta la llegada de los Suevos a comienzos del siglo V.
De la romanización de los Galaicos nos interesa particularmente en este curso el proceso de implantación territorial del modelo romano sobre el fondo poblacional castreño. Para el conocimiento de este proceso contamos con varias fuentes históricas de información: literarias, arqueológicas y, fundamentalmente, epigráficas (o inscripciones), gracias a las cuales podemos hacernos una idea de cómo se habría producido el cambio romanizador.
En cuanto que pequeños poblados, en su mayoría, los castros no se adaptaban al modelo romano de ocupación del territorio, basado en el binomio ciudad-campo y en una forma de explotación más integral del entorno. El proceso mediante el cual se fue adaptando el modo de vida tradicional galaico a los nuevos esquemas organizativos fue un desarrollo lento que pasó por la conversión de algunos castros en núcleos protourbanos aptos para la administración de las civitates (ciudades), pero se caracterizó sobre todo por el surgimiento de núcleos urbanos (las capitales conventuales: Lucus, Bracara, Asturica), creados según las pautas de la ciudad clásica.
Al tiempo que surgían estos nuevos asentamientos, el viejo castro se resistía a desaparecer del paisaje galaico, evolucionando muchos de ellos hacia aldeas abiertas. Entre estos dos extremos del continuum poblacional, urbes y aldeas, surgían también pequeños núcleos secundarios asociados a mercados, puertos marítimos y vías terrestres (fora —mercados—, mansiones —postas a lo largo de las vías—, vici —pueblos—, etc.), además de centros termales (aquae) y, por supuesto, infinidad de villae o unidades familiares vinculadas a la explotación del medio rural, del mar o el campo.
Para hacernos una idea de la transcendencia de este proceso, podemos avanzar que todas las urbes gallegas actuales (excepto O Ferrol), poseen antecedentes conocidos en época romana. Y lo mismo se puede decir de muchos de los grandes pueblos que en la actualidad funcionan como centros comarcales o capitales de ayuntamiento. Pero todavía, cuando el Imperio languidecía en todo el occidente, algunos castros permanecían habitados dentro de las antiguas fortificaciones…
- Lugar: UNED A Coruña
- Fecha y hora: Del 7 al 16 de octubre de 2025
- De 16:30 a 19:30h.
- Evento difundido a través de la Plataforma AVIP que recibe el soporte técnico de INTECCA
- Más información.