26-03-2021 – ¿Cuándo madurará..?

Cuando la primera etapa de la adolescencia, que es la más complicada por toda la cantidad de cambios que se produce, ha pasado, creemos que todo está hecho, nuestros bebés ya son mayores, ahora es su turno de ser responsables y cuidarse a ellos mismos… ¿o no?

Toda persona que está al cuidado de otra, sabe que esto no es así, todos necesitamos de otros para recibir opiniones, consejos o ayuda, y quien mejor que la familia, que nos quiere, apoya y siempre estará ahí. En esta etapa final de convertirnos en adultos, esta es la máxima para la familia, ser el faro que alumbre tanto en la costa como en el peligroso océano. Dando calidez, seguridad y ayuda siempre que se necesite. Dejarles alejarse, equivocarse, responsabilizarse,… es a veces lo que más cuesta, superar ese miedo, darles seguridad y confianza, va a ser la clave para que sepan enfrentarse al mundo.

El que acudan a la familia, en busca de ayuda o consejo, tanto si tienen 16 como si tienen 40 (cuando se cambien las tornas por ejemplo y sean los que tengan que cuidar de alguien) no es signo de debilidad o inmadurez, es signo de respeto y confianza, si se les da la oportunidad de crecer (alejarse) y al mismo tiempo se trabaja la comunicación para asegurar ese acercamiento.

El duro trabajo de cuidar a alguien no acaba nunca realmente, si quieres y te preocupas por otra persona, siempre habrá miedos e inseguridades que te harán errar en algunos momentos, pero no culpabilizarse, aprender y mejorar hará que todo al final salga bien. Llegará un momento en que los roles se igualarán y ya no valdrá comunicarse de la misma forma, ahora sois adultos los dos, hay que saber adaptarse a cada etapa evolutiva y lo que antes funcionaba irá cambiando, igual que la persona que tienes enfrente.

Al final los roles pueden cambiar tanto, que el que antes era cuidador ahora es el que necesita ser cuidado, esto generará mucho malestar por las dos partes si hay una negación de la nueva situación. Los puntos fuertes a seguir, siguen siendo los mismos, amor y respeto del ahora nuevo cuidador, aceptación y comunicación por parte de todo el entorno familiar.