06-03-2023 – El priscilianismo y sus enemigos: Disidencia religiosa y poder político en el Occidente tardoantiguo

El priscilianismo, movimiento extendido por Hispania -en especial, por la Gallaecia- y el sur de las Galias a partir del s. IV, constituyó un importante fenómeno en la historia del cristianismo de la Antigüedad Tardía. El interés de su estudio, sin embargo, trasciende en varios sentidos las fronteras de la religión, pues resulta muy relevante para el examen de cuestiones sociopolíticas -dada la intervención del poder imperial en la disputa priscilianista y el ejercicio de la violencia institucional en las ejecuciones de Tréveris-, de género -en virtud del relevante papel desempeñado por las mujeres en esta corriente- y hermenéuticas -pues el análisis del priscilianismo ha contribuido a cuestionar los conceptos tradicionales de “ortodoxia” y “herejía”-. Así se entiende su impacto cultural, rastreable incluso en la literatura y en el cine.

El descubrimiento de nuevas fuentes relativas al priscilianismo en los siglos XIX y XX ha obligado a cambiar sustancialmente la perspectiva sobre este movimiento, habiendo experimentado su estudio un notable desarrollo en las últimas décadas. A pesar de ello, tales avances permanecen en gran medida circunscritos al ámbito académico y desconocidos para el gran público, cuya percepción de Prisciliano y el priscilianismo acostumbra a estar aún, en el mejor de los casos, limitada a lo puramente anecdótico o distorsionada por obsoletos clichés.

  • Lugar: UNED A Coruña
  • Fecha y hora: Del 6 al 22 de marzo de 2023
  • De 9:30 a 13:30h.
  • Evento difundido a través de la Plataforma AVIP que recibe el soporte técnico de INTECCA
  • Más información.

19-10-2022 – Visión artística de las religiones

La religión usa el arte como vía para trasmitir su mensaje, y el arte, a su vez, descubre en la religión su mejor inspiración.

Partiendo de los orígenes del hombre, analizamos la necesidad de éste por buscar una explicación a todo lo que sucede en su entorno; desde los fenómenos atmosféricos hasta la muerte de los miembros del grupo. Buscamos el interés y sentido que tienen los dioses en la vida cotidiana del ser humano en las civilizaciones más antiguas como Mesopotamia y Egipto.

  • Lugar: UNED Ponferrada
  • Fecha y hora: Del 19 de octubre de 2022 al 3 de mayo de 2023. De 19:00 a 20:00 h.
  • Evento difundido a través de la Plataforma AVIP que recibe el soporte técnico de INTECCA
  • Más información.

CV – 04-07-2022 – El cristianismo en la Historia de la Humanidad. Las Edades del Hombre. Plasencia 2022

Constituye un lugar común -tan asumido que se desvincula de su paternidad- afirmar que los tres grandes pilares que sustentan la civilización occidental son la filosofía griega, la religión judeo-cristiana y el derecho romano.

Quien primero enuncia esta trilogía -en clara expresión topográfica-, es Paul Valery que al preguntársele ¿Qué es Europa? responde: “Atenas, Roma y Jerusalén”. La trilogía se comparte por pensadores de distinto cariz intelectual e ideológico. También la vida pública de las distintas naciones de la civilización occidental se han visto influidas por la acción de la Iglesia. Y mucho más las casi infinitas acciones de ayuda a los más necesitados en todos los rincones de la Tierra.

02-11-2021 – El Arte en Zamora XV. Frailes mendicantes, promoción artística, sermones y sepulturas

La regla dominica fue aprobada en 1220 y la de los menores franciscanos en 1223. En lugar de retirarse del mundo, los frailes mendicantes se volcaron hacia el mundo urbano. La espiritualidad y la búsqueda de una mayor pobreza personal que caracterizó a los franciscanos, el recurso al saber del que hicieron alarde los dominicos para combatir contra la herejía, se insertaron en un mundo en el que el individuo podía salvarse al valorar la humanidad de Cristo sufriente.

La cura animarum implicó enfrentamientos entre las propias órdenes mendicantes y con el resto del clero secular. Frente al ideal limosnero de pobreza primitiva, la seguridad material se convirtió en requisito indispensable para el correcto desarrollo de la vida conventual, y ello suponía la inevitable aceptación de rentas y bienes raíces obtenidos mediante la predicación y la provisión de remedio para el alma de fieles pecadores, el ofrecimiento de la confesión, la sepultura o las oraciones post mortem. Al escoger la ciudad para instalar sus conventos, predicar, confesar, tañer campanas, abrir escuelas, enterrar a los difuntos y acudir a las procesiones cruz en alto, franciscanos y dominicos disputaron un terreno monopolizado hasta entonces por la iglesia secular.

Más lentos y selectivos, los dominicos se instalaron en Segovia, Palencia y Zamora, para más tarde alcanzar Burgos y Salamanca entre 1224 y 1230, y en la segunda mitad del siglo XIII León, Ciudad Rodrigo, Valladolid, Benavente y Toro. Los franciscanos, inicialmente más espontáneos que los dominicos, anidaron en todos los rincones de los reinos castellanoleoneses, tal vez con la excepción del territorio abulense, donde no llegarían hasta más tarde.

En el reino de Castilla, franciscanos y clarisas aprovecharon la protección papal y los privilegios que recibieron de los oligarquías locales y de los mismos reyes, escogiéndolos como confesores (Sancho IV, María de Molina, Fernando IV, Pedro I, Enrique II, Juan I o Enrique III), si bien la orden franciscana asistió a un conflicto interno entre conventuales y espirituales.

A lo largo del siglo XV, el eremitismo siguió atrayendo a pequeñas comunidades. Pedro de Villacreces abandonó La Salceda para fundar la Domus Dei de La Aguilera (1404), San Antonio de La Cabrera (1405) y la Scala Coeli del Abrojo (1415). Su labor fue proseguida por sus discípulos Pedro de Santoyo (con el apoyo de los condes de Haro), Pedro Regalado y Lope de Salazar y Salinas. Las reformas y la observancia estricta de las reglas monásticas gozaron del apoyo del conjunto de la sociedad: mientras que los grandes ayudaban a fundar conventos y tomaban por confesores a observantes y reformadores, los habitantes de las ciudades favorecían con sus donaciones inter vivos o post mortem. Los menores apostaron por una visión del mundo capaz de seducir a los oyentes de sus sermones y se confesaban con ellos, por una religión que intentaba despertar las emociones recurriendo a la Pasión de Cristo, el culto a María y la Vera Cruz, esgrimiendo sencillos exempla, salpicando su discurso con ataques hacia los poderosos y fomentando la creación de hermandades.

  • Lugar: UNED Zamora
  • Fecha y hora: Del 2 al 27 de noviembre de 2021. Viernes de 19:00 a 21:00 y sábado de 9:30 a 20:00h.
  • Este evento es difundido a través de la Plataforma AVIP y recibe el soporte técnico de INTECCA
  • Más información.

CV – 08-07-2021 – Religiones en Roma: diversidad e integración

Resulta significativo que al comienzo de su conocido Panegírico del emperador Trajano, Plinio el Joven afirme que cualquier acto de la vida de los romanos o cualquier discurso público «debía ir precedido de una invocación a los dioses, ya que los hombres nada podían emprender favorable ni adecuadamente sin la ayuda, el consejo y la estima de los dioses inmortales» (I, 1). Es evidente que esta apreciación escondía un trasfondo ideológico enraizado en la más antigua tradición romana, fuertemente condicionada por el ius sacrum, y al mismo tiempo, renovada en época imperial con la implantación y promoción del culto a los emperadores. Pero, de igual forma que este conspicuo representante del paganismo romano aseguraba que la designación del poder imperial procedía del cielo (presidido en este caso por Júpiter), llama la atención que, algunos años después, un apologista cristiano como Tertuliano defendiese una idea parecida, aunque esta vez inspirada en la providencia del Dios cristiano ya presente en la doctrina paulina: «Nosotros respetamos el plan de Dios sobre los emperadores: Él los puso al frente de los pueblos. Sabemos que en ellos hay algo que Dios ha querido» (Apol., 32, 2-3). Y, al margen de su consustancial ideología mesiánica, los propios judíos ensalzaron igualmente a los emperadores con sacrificios por su salud y el bienestar del pueblo romano (Flavio Josefo, Bell. Iud., II, 197). No puede negarse que la religión – aun en su diversidad – estaba presente en todos los órdenes de la sociedad romana: desde la intimidad de la vida doméstica a las formalidades propias de la esfera política y desde el entorno sacerdotal al mundo militar. Partiendo de diferentes perspectivas, el presente curso de verano pretende desvelar los mecanismos a partir de los cuales la religión se convirtió en un elemento esencial de integración dentro de una sociedad que no sólo se mostró tolerante con las creencias que, sin alterar el orden establecido, resultaban extrañas a la tradición romana, sino también permeable a otros valores y rituales religiosos que estaban llamados a enriquecer el universo cultural grecorromano.