CV – 13-07-2022 – Medios de comunicación y política

Podemos entender la crisis de la democracia representativa como una crisis de los mecanismos de intermediación que sostienen el funcionamiento democrático, crisis que afecta tanto a los intermediarios políticos (los partidos) como a los intermediarios mediáticos (los medios convencionales). Que los partidos políticos están sometidos a la competencia de otros mecanismos de canalización de las demandas sociales, como los nuevos movimientos sociales, es bien conocido. Por su parte, los medios de comunicación sufren la competencia de las redes sociales, por cuanto afectan a su capacidad de intermediación. Esto es fácilmente comprobable, por ejemplo, en el porcentaje creciente de electores cuyo voto dependía de la información que recibían de sus medios de confianza pero que ya no se informan por esa vía. Recordemos que en las elecciones de noviembre de 2019 ya había un 15% de votantes que declaraban informarse principalmente a través de las redes a la hora de decidir su voto.

Cabe establecer, por tanto, un paralelismo entre lo que ha ocurrido a los partidos políticos como consecuencia de la aparición de nuevos actores que les roban protagonismo y amenazan su legitimidad, y lo que ha ocurrido a los medios de comunicación, con la proliferación de las redes sociales y el aumento de votantes que se informan al margen de los medios. Pero más que un paralelismo, se trata de una retroalimentación, por cuanto algunos de los nuevos actores que han alterado el habitual funcionamiento democrático durante la pasada década han basado su eficacia precisamente en la capacidad para conectar directamente con su público a través de las redes. Esto ha facilitado la aparición de fenómenos populistas de diversa extracción ideológica pero capaces no solo de sortear los mecanismos de intermediación tradicionales, sino también de confrontar con ellos, ya fuese mediante la descalificación de la “casta” (en el caso de los partidos) o mediante la acusación de fabricar “fake news” (en el caso de la prensa). De ahí su éxito para conectar con aquellos sectores sociales con sentimientos de privación y que no se sienten debidamente representados (los indignados, los perdedores de la globalización, “los deplorables”, etc.).

En su afán por adaptarse al nuevo ecosistema digital, los mecanismos de intermediación ensayan distintas posibilidades de respuesta. Así, los “nuevos medios” irrumpen en la red armados de un arsenal de herramientas cada vez más sofisticadas (big data, digital analitics, etc.), con su ejército de trolls y de bots dispuestos a inundarla de mensajes debidamente orquestados para conseguir un bombardeo lo más destructivo posible, sin que los medios convencionales puedan hacer otra cosa que unirse a la ofensiva, dada su dependencia de las plataformas.

En este marco general de discusión, el curso se propone abordar la crisis de la prensa de referencia en paralelo con la irrupción de las redes sociales. Pero antes de abordar este tema central nos gustaría empezar el curso haciendo un poco de historia, mediante una mirada retrospectiva al papel de la prensa en los años treinta y en la época franquista. Nos centraremos, en particular, en las relaciones entre prensa y política en esos años a partir de la figura de César González Ruano. Repasaremos también el papel de la prensa en la Transición.