14-04-2021 – Una taxonomía del pensamiento liberal, desde los orígenes a nuestros días

Este curso pretende aportar al alumnado un retrato de lo que es y ha sido el pensamiento llamado liberal a lo largo de la historia, describiendo especialmente su eclosión en los inicios de la contemporaneidad y su ya largo caminar hasta nuestros días. La empresa, casi taxonómica, presenta sus dificultades, no siendo la menor la frondosa polisemia de los conceptos “Liberal” y “Liberalismo”; comenzando por las interpretaciones que se les suele conceder a un lado y otro del Atlántico y continuando por aquellos que se presentan como liberales a pesar de mantener principios políticos ciertamente alejados de las esencias del individualismo, sobre todo en lo que al papel del Estado se refiere. Si a esto añadimos aquello que entienden los diccionarios por “Liberalidad”, un trasunto de espíritu generoso, la ceremonia de la confusión está definitivamente servida.

Siendo así, no queda más que comenzar por el principio, esto es, suscribiendo lo poco que resulta comúnmente aceptado por unos y otros; es Liberalismo aquel pensamiento que consagra la idea de Libertad como bien superior y, además, superior a otros como Igualdad o Equidad. Enseguida desde su cátedra de Oxford el sagaz Isaiah Berlin nos recordaría que esa idea de libertad debería en primera instancia refrendarse con carácter negativo, pues el ser humano puede ser libre para negar o no hacer, redimiéndose de cadenas y ataduras, pero siempre le resultará más difícil ejercer la libertad positiva, el puro elegir, si carece de los medios necesarios para alcanzar el fin deseado. Así, el profesor de origen letón podía afirmar: “Se dice, muy plausiblemente, que si un hombre es tan pobre que no puede permitirse algo, respecto a lo cual no hay ningún impedimento legal —una barra de pan, un viaje alrededor del mundo, o el recurso a los tribunales—, tiene tan poca libertad para obtenerlo como si la ley se lo impidiera.” O, más brevemente:

Como dijo un escritor radical ruso del siglo XIX, «hay situaciones en las que las botas son superiores a las obras de Shakespeare”.