20-09-2021 – Cuando la vida se convirtió en una feria

Cuenta Ana Iris que fue a través de la profesión de sus abuelos feriantes como experimentó, de niña, el golpe definitivo pero sutil de la globalización. Los 2000 estaban a punto de entrar y con ellos el euro se convertiría en moneda única. En los terrenos vacíos de los pueblos se empezaron a construir urbanizaciones de adosados que en algunos casos quedaron desiertas; en los aledaños de las capitales de provincia, centros comerciales para abastecer a la clase obrera de hamburguesas a un euro los fines de semana. Los chicles pasaron de costar cinco pesetas a costar cinco céntimos, los niños dejaron de ir sin cinturón en el coche y los adultos de poder fumar en los trenes y en los bares. Y el oficio de sus abuelos, las romerías, los mercadillos y las ferias dejaron de tener sentido porque la vida misma, reflexiona la periodista, se convirtió en una feria. Con ella hablaremos de las consecuencias de la globalización en la cosmovisión de su generación, la millennial, a través de algunas de las reflexiones de su libro que tienen que ver con el la crisis económica, la pérdida del sentido de comunidad, el liberalismo más allá de su cara económica o la quiebra de la confianza en un progreso sacralizado por una serie de generaciones anteriores que trabajaron y lucharon por él.