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El curso de iniciación al italiano, está dirigido a todos aquellos alumnos que quieren acercarse al italiano y quieren poder comprender e utilizar expresiones cotidianas muy frecuentes, así como frases sencillas para satisfacer necesidades de tipo inmediato. Ser capaz de presentarse a sí mismo y a otros, pedir y dar informaciones y hablar de gustos y preferencias.
Este curso está pensado para todas las personas que tengan un nivel básico de italiano y quieran seguir aprendiendo este idioma, con el objetivo de alcanzar un nivel intermedio.
Para participar en el curso, es necesario disponer de conocimientos previos correspondientes a un nivel A1 del idioma italiano.
A lo largo de este curso, se exponen conceptos que ayuden a fortalecer el proceso resiliente, entendiendo la resiliencia como la capacidad de una persona para seguir construyendo su futuro con optimismo a pesar de la vivencia de situaciones adversas.
Se pretende que se adquieran conocimientos sobre el tema de la resiliencia y el desarrollo de competencias y habilidades que ayuden a manifestar un comportamiento resiliente.
La relación de pareja puede resultar un aspecto clave en nuestra vida. A veces facilita nuestro crecimiento personal y otras lo dificulta. Es compleja. Se entremezclan sentimientos, a veces aparentemente contradictorios, como el amor y la rivalidad, con aspectos cotidianos como el pago de la hipoteca y las facturas. Se rodea de cierto misterio, como los motivos inconscientes que nos llevan a enamorarnos de una persona o a que nos genere rechazo otra. Hay diferentes formas de encontrar pareja (muchas a través de las redes). Pero quizás, lo más difícil no es encontrarla, sino mantenerla en buen estado de salud. ¿Será un robot nuestra próxima pareja?
El curso aborda la intervención médica y chamánica en la Selva Amazónica, a partir de la experiencia de tres misioneros españoles (dos de ellos médicos) durante muchos años. En su experiencia como médicos occidentales, han tenido que convivir con las prácticas chamánicas.
«Cuando le pregunté a Manuel acerca de estas otras formas de curar de la selva, me comentó que había aprendido a convivir con concepciones de salud y enfermedad completamente distintas a su visión occidental. Piensa que no se debe tampoco romantizar mundo y cultura indígenas, y que, tal como ocurre con lo occidental, no todo es bueno. Me dice que respeta la decisión de los pacientes cuando desean hacerse ver por un curandero, tibaike (aquel que existe, en secoya), yachac (el que sabe) o shaman, pero que, sin embargo, lo que no se debe permitir es que dentro del hospital se apliquen prácticas fundamentadas en una explicación mágica de la enfermedad.
Para ellos, la dolencia es una maldad causada por otra persona a través, por ejemplo, de una chonta pala, en la concepción indígena. El Yachak suele ser capaz de descubrir, gracias a la toma de alucinógenos (ayahuasca), quién es el que ha enviado dicho mal, y tiene, además, el poder de sanarlo. En eso consiste esencialmente la acción médica del curandero.
Piensa que esta concepción tiene una parte destructiva por los odios y malquerencias generados en las comunidades indígenas: al menos cuatro de los grandes Yachak que él conocía habían sido asesinados como venganza por su propia comunidad. Por eso, para Manuel es necesario mantener una posición clara: fuera del hospital hay que respetarlos.»
Texto extraído del libro “Castillos de tierra en el Napo” de Luis J. Fernández Rodríguez