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La cultura como concepto global incluye en si los valores de la diversidad y de los derechos de los seres humanos y del planeta. El curso pretende impulsar la reflexión y la creatividad en torno a algunos de los temas de más actualidad en nuestro mundo despiadado, en el que la solidaridad está en riego de extinción y la diversidad de todo tipo (de clase, geográfica, educación, género, raza, capacidades, cultural o sexual, etc..) es sustituida por consignas totalitarias o simplificadoras. Las desigualdades entre diferentes regiones de nuestro planeta y entre las personas que lo habitan se hacen hoy más patentes que nunca: las migraciones de personas, la explotación de los recursos naturales, la violencia contra las mujeres y los niños, y nos obliga a detenernos para pensar en nuestra posición personal ante la injusticia.
La lucha de las mujeres para poner fin a las desigualdades y la violencia de las que han sido víctimas ha sido larga y es preciso conocer el camino recorrido para determinar cuál es la situación actual de las mujeres, así como las transformaciones pendientes para hacer realidad la igualdad entre mujeres y hombres.
En ese largo recorrido han sido hitos importantes en España la evolución de papel de la mujer en la educación y la Ley contra la violencia de género, En la transformación del futuro juega un papel fundamental la capacidad de imaginarlo a través de las artes, el cine, la literatura; herramientas adecuadas también para comprometer a los hombres en la transformación igualitaria de la sociedad. Aún queda camino por recorrer pero entre todos podremos lograr que la igual de hombres y mujeres sea real y efectiva.
A las crisis económicas, sociales y políticas con las que iniciamos el siglo XXI, el 2020 ha sumado la crisis sanitaria COVID-19: una situación hasta hace poco impensable que ha supuesto el trastorno de lo cotidiano y la transformación de nuestros modos de vida. El desplazamiento de nuestro mundo habitual al domicilio particular y la necesaria mediación tecnológica en nuestras interacciones familiares y sociales convencionales provocaron sentimientos de aislamiento, miedo, angustia… Y, con la dilatación temporal de algo que se preveía ocasional, llegó el cansancio y la incertidumbre. ¿Y la filosofía? ¿Se ve afectada por esta nueva realidad? ¿Ofrece ayuda para la resistencia? Un grupo de profesores e investigadores se reúnen para analizar la situación actual, prestando especial atención a los nuevos retos y problemas morales, sociales, políticos y culturales a los que, si cabe, aún más en tiempos de incertidumbre, debemos hace frente.
El 11 de marzo del 2020 la Organización Mundial de la Salud declaró pandemia a la enfermedad ocasionada por la Covid-19, la cual provoca efectos tanto en la salud física como mental de las personas infectadas por el virus, así como en el personal sanitario que las asiste. La pandemia causada por el coronavirus SARS-CoV-2 ha propiciado cambios en los hábitos y conductas sociales, en la manera de interactuar, en el estilo de vida de las personas y también ha provocado consecuencias psicológicas en la población adulta e infantil. Las medidas de confinamiento, obligadas por la progresión de la enfermedad, supusieron una alteración de rutinas y actividades habituales, así como cambios significativos en las dinámicas de convivencia familiar. El confinamiento prolongado aumentó la tensión psíquica y generó distintos niveles de malestar psicológico, así como, dificultades de adaptación personal y relacional que tuvo consecuencias en la salud mental de una parte de la población. Ante esta situación desde los dispositivos sanitarios, colegiales de la psicología y otros dispositivos que se crearon al efecto, se arbitraron guías y recursos de atención psicológica para poder ayudar a la población afectada, especialmente durante el confinamiento más estricto. El Curso pretende dar a conocer algunas de estas intervenciones en los dispositivos que ha sido eficaces en el abordaje de este problema, planteando también distintas estrategias de afrontamiento psicológico de esta situación en adultos y en niños, así como también el abordaje de estas dificultades desde las Terapias de Tercera generación.
Las noticias falsas se han convertido en un problema persistente en la era digital. La facilidad de difundir información de manera muy rápida está al alcance de todos nosotros, lo que hace que sea difícil controlar la veracidad de los contenidos. En este contexto, el papel de editor de los medios como garante de la verdad de los hechos que supuestamente están detrás de la información debería ser fundamental. La necesaria comprobación se ha basado tradicionalmente en el prestigio de las fuentes y en la posibilidad de verificar la información por medios propios. La urgencia impuesta por la inmediatez exigida en la comunicación hace, sin embargo, que la aplicación de estos mecanismos de control sea muy difícil, incluso imposible.
Resulta significativo que al comienzo de su conocido Panegírico del emperador Trajano, Plinio el Joven afirme que cualquier acto de la vida de los romanos o cualquier discurso público «debía ir precedido de una invocación a los dioses, ya que los hombres nada podían emprender favorable ni adecuadamente sin la ayuda, el consejo y la estima de los dioses inmortales» (I, 1). Es evidente que esta apreciación escondía un trasfondo ideológico enraizado en la más antigua tradición romana, fuertemente condicionada por el ius sacrum, y al mismo tiempo, renovada en época imperial con la implantación y promoción del culto a los emperadores. Pero, de igual forma que este conspicuo representante del paganismo romano aseguraba que la designación del poder imperial procedía del cielo (presidido en este caso por Júpiter), llama la atención que, algunos años después, un apologista cristiano como Tertuliano defendiese una idea parecida, aunque esta vez inspirada en la providencia del Dios cristiano ya presente en la doctrina paulina: «Nosotros respetamos el plan de Dios sobre los emperadores: Él los puso al frente de los pueblos. Sabemos que en ellos hay algo que Dios ha querido» (Apol., 32, 2-3). Y, al margen de su consustancial ideología mesiánica, los propios judíos ensalzaron igualmente a los emperadores con sacrificios por su salud y el bienestar del pueblo romano (Flavio Josefo, Bell. Iud., II, 197). No puede negarse que la religión – aun en su diversidad – estaba presente en todos los órdenes de la sociedad romana: desde la intimidad de la vida doméstica a las formalidades propias de la esfera política y desde el entorno sacerdotal al mundo militar. Partiendo de diferentes perspectivas, el presente curso de verano pretende desvelar los mecanismos a partir de los cuales la religión se convirtió en un elemento esencial de integración dentro de una sociedad que no sólo se mostró tolerante con las creencias que, sin alterar el orden establecido, resultaban extrañas a la tradición romana, sino también permeable a otros valores y rituales religiosos que estaban llamados a enriquecer el universo cultural grecorromano.