CV – 16-07-2020 – “Nacionalidades” y “nacionalismos” en el mundo romano

La hegemonía mantenida por Roma en el mundo mediterráneo durante más de siete siglos fue consecuencia directa de la implantación y desarrollo de una fuerte ideología imperialista. Aunque el uso de la fuerza militar constituyó desde los mismos comienzos de su expansión territorial un factor determinante, la vía diplomática favoreció en no pocas ocasiones la consolidación de su dominio político sobre pueblos con los que Roma había suscrito tratados de amistad (socii et amici populi Romani). Muchas de las gentes y nationes que después serían políticamente absorbidas por la potencia imperialista no sólo terminarían por integrarse de forma exitosa en la órbita cultural romana (un proceso que ha recibido el nombre de “romanización”), sino que, manteniendo al mismo tiempo sus rasgos identitarios, fueron capaces de enriquecer con nuevas formas culturales, perceptibles incluso en el ámbito lingüístico e iconográfico, las costumbres propias de la sociedad romana. Sólo en una minoría de casos, y bajo determinadas circunstancias históricas (como los judíos durante sus guerras contra el poder imperial romano o los palmirenos en época de la reina Zenobia), podemos detectar ciertas, aunque fracasadas, aspiraciones “nacionalistas” tendentes a alcanzar o recuperar la independencia política, las cuales fueron aplastadas por medio de las armas y, en algunos casos, subsumidas en asociaciones y comunidades religiosas legalmente reconocidas o diluidas en la activa participación cívica propiciada por la estructura política romana.